42,195 kms de carrera de Fotógrafo Nocturno

Y es que llevo a Fotógrafo Nocturno no solo en mi vida «fotográfica» por así decirlo, sino también en mi vida personal y tal es así que me encanta correr con mi camiseta estrella. Por cierto, si quieres una puedes adquirirla en la tienda on line 

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Soy aficionado a correr desde hace solamente 3 años pero he de reconocer que me hace tan feliz como hacer fotos.

El 10 de abril se celebraba la trigésimo tercera edición del Maratón Internacional de Viena y allí fui con mis compañeros y amigos del club tinerfeño de corredores Guachinche Maratón.

Salí hace poco de una lesión que me mantuvo 3 meses en el dique seco y que no me permitió correr la maratón de Nueva York. Sabía que no iba a ser mi mejor carrera, sin embargo, con más miedo que otra cosa mi objetivo era acabarla y, a poder ser, en menos de 4 horas.

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La carrera comenzó bien cuando el primer kilómetro mi gps marcó un ritmo medio de 5’16» lo cual me alivió al ver que no había salido demasiado lento y mantuve ese ritmo casi constante hasta el kilómetro 34 aproximadamente.

A partir de ahí sentí tanto dolor en mi pierna izquierda que estuve muy  pero que muy cerca de parar. Sin embargo, gracias a una cabeza y voluntad de hierro puedo decir que llegué a meta sin caminar y corriendo en todo momento.

Es curioso como el cuerpo humano es capaz de aguantar el dolor, vivir con él, sufrirlo… La cabeza me hacía aflojar el ritmo por miedo a una lesión y había veces que pisaba con la sensación de que mi rodilla izquierda se iba a hacer añicos. Sin embargo, escuchando al cuerpo y con cabeza y corazón llegué al km 40, momento en el cual y, como viene siendo habitual, le di la vuelta a la gorra y dije: «¡¡¡Mario, dale caña hasta morir!!!

Así crucé la línea de meta olvidándome del dolor que me tuvo sufriendo los últimos kilómetros. Entré con los brazos en alto y, si os soy honesto, con la sensación de ser un súper héroe. El momento más «tierno» vino justo ahí cuando me puse a llorar como un niño pequeño… Mucho sacrificio y mucho esfuerzo habían dado su recompensa. ¡Por fin tenía la medalla en mis manos!

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Un maratón lo puede correr cualquier persona que se lo proponga. Un poco de disciplina y cuidarse es suficiente pero… ¡hay que hacerlo!

Meses de entrenamiento, sacrificio y de decir que no a muchas cosas suponen modificar tu vida entorno a la prueba y eso no solo te afecta directamente a ti sino a las personas con las que convives.

No puedes acudir a todos los eventos sociales porque mañana madrugas para entrenar. Tampoco puedes ir a tomarte una botella de vino con tu gente porque hay que perder peso para poder correr bien sin lesionarte…

Son cosas que solo entiende al 100% aquellas personas que corren.

Yo no sé si lo haré toda la vida o será una moda pasajera. Solo sé que hoy por hoy soy feliz sufriendo en los 42,195kms que separan la salida de la meta y que, si Dios quiere, volveré a hacer en unos meses con mis amigos.

Estoy muy agradecido a las personas que me animaron a correr, que me enseñaron a hacerlo y que me acompañan en mis entreno día a día. Para ellos, MUCHAS GRACIAS.

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Un abrazo, kilómetros y buenas fotos para todos. 

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