Hombre de familia, ingeniero de sistemas, seguidor incondicional de The walking dead, aficionado al slot y un soñador empedernido con mucho sentido del humor, así es Iván Sánchez, más conocido como Fusky. Pero, además de todo eso, Fusky es uno de los fotógrafos nocturnos de referencia en nuestro país y un didacta entusiasta que disfruta compartiendo sus conocimientos y experiencia con los demás. Queríamos conocerle mejor y saber más cosas sobre él y su trabajo fotográfico. Así que apuntamos el foco a su cara, le echamos humo de cigarrillo a los ojos y le sometimos a un extenso interrogatorio a fin de extraerle toda la información posible para el disfrute de nuestros lectores. El resultado es esta entrevista, donde lo cuenta todo y algunas cosas más…

Antes de que empecemos a hablar de fotografía y para poder conocer mejor a la persona tras la cámara, me gustaría que nos hablaras un poco de ti… ¿quién es Iván Sánchez?
Este tipo de preguntas, siempre me han parecido una verdadera trampa. Parece la típica entrevista de trabajo: “dime tres defectos tuyos” (risas). Pero intentaré responder lo más objetivamente posible… Soy un Ingeniero de Sistemas que trabaja en una multinacional y que intenta llevar un equilibrio, difícil por otra parte, entre la informática, la fotografía y la familia. Apasionado de las series de televisión de catástrofes. Me encanta imaginarme otros mundos derivados del nuestro. The walking dead, sin lugar a dudas, es mi serie fetiche y cómo termina la última temporada… ¡es para alucinar! Pero me adapto a todo, vamos, que el lunes veo un Walking y el martes un Cuéntame. Hay que adaptarse a mi compañera de visionado de series (risas). La primavera es la época del año en la que tengo que soportar que todo el mundo está contento en los parques, al solecito, y yo, por mi alergia, llorando, moqueando, estornudando… Vamos, un show. Así que, o estoy todo el día “sobao” con los antihistamínicos, o destrozado por la alergia. Y así hasta junio. Genial, como puedes ver. Faltaría lo típico, ¿no? ¡La música! Pues suelo escuchar muchos tipos de música, pero últimamente me gusta una en especial. Escucho mucho a Of Monsters and Men, por ejemplo. Indie. Por cierto, grupo musical islandés, tierra a la que me siento muy unido, la verdad. Ya te digo, mucho indie y folk. Escuchar esta música, hace que afloren en mí muchos sentimientos y todos buenos.
Aparte de la fotografía, ¿te interesa o practicas algún otro modo de expresión artística?
Puf… bastante tengo con poder dedicarme a la fotografía todo el tiempo que puedo. Porque la play no cuenta ¿no? (risas). La verdad es que me encantaría poder abrir nuevas vías de expresión artística. Pero creo que aún tengo mucho camino que recorrer en la fotografía como para darla por agotada.
Siempre he sentido curiosidad… ¿de dónde viene tu nombre de batalla: Fusky?
¡Tú y mucha gente! Vamos a ponernos en plan abuelito para contarlo… Estaba yo haciendo el servicio militar (sí, sí… así de viejo soy) y un día, en plena discusión con otros compañeros, a uno le salió: “y tú, tú eres un fu, fu, fu… ¡fusky!”. Y así me quedé. Fusky para los amigos en la mili. Y a la vuelta, pues lo utilicé para todo. Ya ves, al final lo de Fusky fue un insulto…
La pregunta sobre como llegaste a este mundillo de la fotografía nocturna es inevitable… nos encanta saber cómo fueron los inicios de los fotógrafos que hoy nos inspiran. Cuéntanos como fueron tus comienzos y cuáles son tus primeros recuerdos cámara en mano.
La fotografía y yo, aunque vivía conmigo, se puede decir que nos encontramos por necesidad y luego se quedó por pasión. La fotografía siempre la he vivido en casa gracias a mi padre. Aunque ni muchísimo menos como la viven mis hijas conmigo. Siempre me maravillaba ver la Yashica de doble objetivo que manejaba mi padre y ver por el visor de manera inversa molaba mucho. Pero la verdadera chispa fue por otro motivo. Un día, me aficioné a los coches de Scalextric (aunque realmente se llama slot el hobbie), y competía y todo, ¿eh? Esto es un mundo paralelo que si queréis otro día os cuento… El caso es que me regalaron un día una compacta Canon, una IXUS, con modo macro. Y, no recuerdo por qué, pero me aficioné a hacer fotografías a los coches de slot. De ahí, comencé a realizar fotomontajes con las fotografías que realizaba, algunos muy burdos, pero poco a poco le fui cogiendo el truco. No sé, opinar vosotros. Os dejo el link: http://slot.fusky.es. Luego fui intentando evolucionar con una réflex, que me compré para hacer fotos a mis hijas con la falsa creencia de que con la réflex salían las fotos mejores en automático. Anda que no ha llovido ya… Una réflex, un objetivo macro y las que montaba. Además, cada vez que iba al zoo con mi teleobjetivo low cost me lo pasaba en grande. Algún día tengo que retomar esta parte, ¡que gané concursos y todo del zoo!
Y después de pasar por todo eso, ¿cómo llegaste a la fotografía nocturna?
Bueno, hace muchos años practicaba bailes de salón y un amigo de baile me comentó que le habían regalado un curso de fotografía nocturna, que si me apuntaba. Y, bueno, pues parece que me gustó un montón el curso, porque dejé todo lo que hacía en fotografía para dedicarme de pleno a las nocturnas.
¿Qué fotógrafos dirías que supusieron una influencia para ti cuando empezabas en esto?
Te estoy hablando de hace años, muchos años. Y por aquella época sólo había dos que se repartían en serio el mundo nocturno: Mario Rubio y Carlos Serrano. Dos bestias que me enseñaron mucho en su época.

¿Y cuáles son los fotógrafos que te inspiran actualmente?
En preguntas como esta la gente siempre intenta quedar genial nombrando a fotógrafos internacionales a los que tienes que buscar en el Google, porque no sabes ni quiénes son. He estado tentado de hacerlo también, no te creas, ¿eh? (risas). Pero voy a ser muy patrio. No vale decir a Paco Farero, ¿no? Pues entonces, voy a barrer para casa: Cristina y Felipe, dos alumnos míos de los que estoy muy, muy orgulloso. Han tenido una progresión bestial y he compartido noches con ellos. Además, este año han sido ponentes del iNight. No puedo pedir más. También Darío Cuesta, que está realizando unos revelados muy, muy finos. Y muchos otros, que por respeto a los que me dejaría en el tintero no voy a detallar, de los que veo a diario en el grupo de Lunáticos de la Hiperfocal, en Facebook.

Paisajes, light painting, urbanas, escenas, viajes… te mueves con facilidad entre estilos muy diferentes, pero ¿con qué disfrutas más y por qué?
Las escenas, no hay duda. Me encanta expresar en una fotografía una historia, algo que tengo en mi mente durante semanas, e incluso meses, y plasmarlo. La fotografía la entiendo como medio de expresión de un sentimiento. Es por eso que todas mis fotografías tienen un título y toda una explicación en mi blog. No sólo me quedo en explicar técnicamente la fotografía, también intento acompañarla con una reflexión. Las escenas es lo que me permite exprimir al máximo mi imaginación, sin duda.
Precisamente, lo primero que yo vi de tu trabajo fueron tus escenas y quedé muy impresionado. Me viene a la cabeza una serie sobre caballeros templarios donde había un montón de modelos en algunas de las tomas. No debió ser nada fácil de realizar… ¿Cómo trabajas en una sesión así de compleja, desde la idea hasta la coordinación de todo el equipo involucrado?
Esa sesión de los templarios fue increíble, tanto a nivel fotográfico como a nivel personal. La sesión que podéis ver fue hecha en dos noches continuas. Y muy duras, porque además fuimos con la familia. ¿Que cómo se coordina? Pues la verdad es que desde fuera puede parecer muy complicado, pero cuando nos ponemos en modo “caza” mi socio Farero y yo, lo veo mucho más fácil. El primer paso es el más complicado. Tienes que hacer alguna fotografía de prueba para que el modelo entienda perfectamente la técnica. Date cuenta que nosotros no utilizamos flashes, ni linternas de esas que tanto se han puesto de moda ahora, las de mecánico, que matan todo el volumen. Nosotros seguimos fieles a la MiniMaglite, una iluminación mucho más artesanal y personalizada, pero más compleja. Hay que hilar muy fino para hacerla bien, pero si la dominas los resultados son increíbles y, personalmente, creo que muy superiores a la de mecánico. El caso es que tienes que hacer varias de prueba, y así “enseñar” a posar. Las escenas se suelen llevar de casa. El 85% de las fotografías que podéis ver en la serie están pensadas y estudiadas previamente. Casi nunca realizamos escenas sin planificación. Puede salir algo de manera improvisada, pero las fotografías que más me gustan han sido fruto de un estudio previo. Tanto de vestuario, como de modelos, como de iluminación.

Supongo que ese fue un trabajo que debió dar lugar a algún quebradero de cabeza, pero también a más de una anécdota divertida…
¡Claro! No sé cuál contarte, si la de que casi todos los templarios estaban muy “contentos” la primera noche y salían todos movidos, o esta otra… Como te he contado, fuimos con la familia de fin de semana, y la primera noche no les dijimos a los niños dónde íbamos realmente. Ellos sabían que íbamos a un castillo, pero no sabían ni lo que había dentro ni lo que iba a pasar. Fuimos a la puerta y de repente se abre y sale un templario completamente equipado… full equip, con su capa, casco, espada y escudo. ¡Alucinante! Salía a fumar un cigarro y nos lo encontramos justo cuando íbamos a llamar a la puerta del castillo. No os podéis imaginar la cara de los niños cuando salió el templario. Ya en el interior, fueron apareciendo más y más templarios, y los niños alucinando. Nuestro contacto nos realizó una visita privada a todas las estancias del castillo y la verdad es que fue una experiencia única. A la salida, uno de ellos, con un tambor, fue tocando desde la otra punta hasta nosotros, y entre las caras expectantes de los niños y la piel de gallina por el sonido, es algo que nunca se olvidará.



Me vienen a la cabeza también las escenas de Freddy Krueger que, a mi modo de ver, fueron un salto importante. No solo por la sutileza y precisión de la iluminación, sino también por un extremo cuidado a los detalles, el atrezzo, la expresividad de los rostros, las localizaciones, los encuadres… Fue una serie tremendamente impactante que creo que marcó el camino a seguir para muchos.



Puf, es verdad. Varios meses estuve con esta serie. Nos contrató Canon España para un taller de fotografía nocturna, dentro de los actos de la llegada de la exposición del World Press Photo 2014, y queríamos realizar una serie especial para los alumnos. La serie la tenía en mente y, tras la contratación, se aceleró el proceso. La búsqueda del vestuario, de las modelos, de las escenas… Fue un trabajo muy bonito de realizar y, desde luego, si algún día cuelgo la cámara, esta experiencia será de las que se queden en un rinconcito en mi mente.
Has hecho muchas escenas memorables que permanecen en nuestras retinas, pero hace tiempo que no veo que publiques escenas nuevas, ¿han quedado por el camino en tu evolución como artista tal vez? ¿O podremos ver escenas nuevas?
Sí, claro que vais a ver nuevas. He de darte la razón en lo de que hace mucho, mucho tiempo que no ruedo escenas nuevas. Pero todo tiene su explicación, o, mejor dicho, sus explicaciones. Por un lado veo, y con mucho gustazo, un montón de escenas y algunas de ellas brutales, lo que me hace intentar idear algo que esté a la altura de ellas. Cuando empecé a realizar este tipo de fotografías no se veía nada parecido, y ahora son muchos los que se atreven a dar rienda suelta a su imaginación. ¡Bravo! Y, por otro lado, la formación me resta mucho tiempo. No de idear escenas, sino de plasmarlas. Tengo una serie ya pensada y lista para ponerla en marcha desde hace meses, desde que un amigo me ofreció un sitio único para hacer escenas. El sitio es alucinante. Es una… que no, que no lo digo (risas). Sólo ese amigo sabe dónde es, pero seguro que sorprenderá. O al menos, ¡eso espero! Y hay una escena que tengo en mente desde hace dos años. ¿Merecerá la pena hacerla? No lo sé, vosotros dictaréis sentencia…
En tu opinión, ¿qué debe tener una escena nocturna para dar lugar a una fotografía impactante y memorable?
Sin lugar a dudas, un mensaje. Una escena no es sólo poner a una persona, darle unas cuantas pasadas de linterna y listo. Una escena, tal y como yo la interpreto, debe tener entidad suficiente como para contar una historia o, al menos, una parte de una historia. Y para ello, nos apoyaremos en el vestuario, en la ubicación, en los modelos… Debemos enmarcar la escena dentro de un contexto y no tenerla que explicar. Es como un chiste, si tenemos que explicarlo, mal vamos.

Nos hablabas antes de la MiniMaglite frente a la linterna de mecánico para la iluminación de escenas y tengo que admitir que no puedo estar más de acuerdo contigo, porque también soy un incondicional de su tono y precisión. Me gustaría que sacaras tu faceta didactica y nos dieras algunos consejos o trucos de iluminación.
La verdad es que el mejor consejo que te puedo dar es que vayas a un taller mío… (risas). No, en serio. Es que es mejor una imagen que mil palabras, como pudieron ver en directo las más de 400 personas que fueron al iNight, cuando estuvimos Farero y yo de invitados. Lo más importante es no pasar dos veces por el mismo sitio. Con este simple consejo, ganarás nitidez. Ponlo en práctica y lo verás.
¿Hacia dónde se dirige Fusky como fotógrafo? ¿Qué te pide el cuerpo?
La verdad es que no sé a dónde voy. Ahora mismo estoy pasando una época donde me llena completamente mi faceta de formador. Estoy primando mucho más esta parte. Enseñar a otras personas no tiene precio ahora mismo para mí. No te voy a negar que siempre estoy dispuesto para hacer una fotografía, ¡claro que sí! Pero ver cómo la gente se sorprende al mirar el visor, después de enseñarles a iluminar o a controlar las nubes y las estrellas, no tiene precio. Casi, casi, les tendría que pagar yo a ellos de lo bien que me lo paso. Es algo único.
¿Qué proyectos te rondan la cabeza ahora mismo y qué podemos esperar de tu trabajo en el futuro más inmediato?
Ahora mismo estoy terminando de preparar en Nightcolours el viaje que tenemos en octubre a Islandia. Además, tenemos dos nuevos destinos para 2017, y nos está llevando todo el tiempo del mundo. Hay que prepararlo con mucho mimo, porque nos encanta que la gente que viene con nosotros se lleve el recuerdo de sus vidas. Que sus sueños se cumplan sin preocuparse de nada más. En 2017 iremos a Lofoten y a New York. En lo que se refiere a lo más artístico… pues las escenas que te comentaba que tengo en la cabeza desde hace tiempo.

Para quien no lo sepa, Nightcolours es el tándem que formas junto a Paco Farero, otro grande del que no podemos dejar de hablar en esta entrevista. ¿Cómo os conocisteis y cómo empezó Nightcolours?
Bueno, a veces pienso que estamos un poco ligados por el destino. Porque mira que me empeñé en no ser amigos (risas). La primera frase que me crucé con él fue: “¿y con esta mierda de cámara es con la que pretendes hacer fotos de noche?”. Sí, así de cariñoso empecé a entablar amistad con él… Comencé a salir de noche con un grupo de amigos: Koke, Thurry y Aitor. Un grupazo, desde luego. Estuvimos una temporada haciendo fotos y Koke fue el que llevó a Paco una noche de fotos, para ver si le gustaba el tema. Y parece que le gustó, sí. Luego, formamos Lunáticos de la Hiperfocal y siguió pasando el tiempo. Estos amigos que teníamos en común nos fuimos distanciando y sólo quedamos Paco y yo juntos. Un buen día, en una de las KDD de Lunáticos de la Hiperfocal, comiendo, surgió la pregunta del millón: ¿Y si…? Y si… pues que comenzamos un proyecto de enseñanza, que a la postre, es lo que más me llena.


La complicidad que sin duda surge de haber trabajado tanto tiempo juntos debe facilitar mucho las cosas a la hora de ponerse manos a la obra…
Sí. Rotundamente. Con la persona que más cómodo me siento haciendo fotos es con Farero. Ya nos conocemos tanto que a veces con una simple mirada ya sabemos ambos lo que tenemos que hacer. Nos repartimos muy bien el trabajo y, sobre todo, nos respetamos mucho el trabajo del uno y del otro. Este aspecto, aunque sea algo obvio, he visto por otras experiencias que no es así. Por ejemplo, cuando hacemos sesiones comunes, nos repartimos las fotografías dependiendo de la carga emocional que se ha puesto en una toma, o bien por el grado de implicación. Por mucho que me guste una fotografía que hemos hecho juntos, si él ha tenido más carga, o sé que le gusta mucho, cedo y digamos que tiene el derecho de publicación antes que yo. Y él hace lo mismo que yo. Es algo que desde el principio hemos llevado a raja tabla y creo que es lo que nos ha evitado mil problemas.Suelo salir con mucha gente a hacer fotografías y es algo que no se suele respetar. Es más, en muchas ocasiones no he llegado a casa y ya están las fotografías publicadas en el Facebook… Por otro lado, nos conocemos mucho como para saber nuestros puntos fuertes y débiles en la fotografía, lo que también nos ahorra mucho trabajo a la hora de repartirnos el tajo. Por ejemplo, Farero odia la lana de acero. Así que si tenemos que meter lana, no le pediría que cogiera el rodillo…

Llevas años ejerciendo una importante labor didactica desde tu blog y también con tus workshops. Pareces disfrutar de compartir tu pasión y ayudar a otros a avanzar en este mundillo, ¿qué es lo que más te gusta de ello?
Pues aquí voy a ser muy mundano: me encanta cuando me dicen gracias. Sólo eso, así de simple. Hay veces que me trabajo mucho un tema o un vídeo. En breve saldrán varios análisis de material en el blog, y eso lleva mucho tiempo. La planificación del producto, las tomas, las referencias del mismo y, por supuesto, la conclusión final y si merece o no la pena. Cuando lo publicas, hay muchas veces que pasan horas, días… y nadie dice nada. De repente alguien te dice: “gracias, me ha servido mucho”, y ya están amortizadas todas las horas invertidas. El placer de compartir es algo que no tiene comparación. Llevo años poniendo en práctica lo que he denominado Fotografía 2.0: enseñar, aprender y compartir. Intento huir de los fotógrafos que esconden y no comparten, de los que les preguntas por una ubicación y te mandan a 180 grados de donde es. En fin…

Es cierto que abunda el secretismo en esto de la fotografía.
Sí. Aún no entiendo tanto secretismo que hay en algunos fotógrafos. Siempre cuento la misma anécdota: una vez vi un salto de agua que me gustó un montón y pregunté directamente al autor por la ubicación del mismo. La sorpresa fue que me respondió con un “al norte”. ¿Al norte? ¿Al norte de qué? ¿De Cádiz? ¿Del pirineo aragonés?
Fotógrafo patrocinado por Lucroit y MagLite, además de colaborador de Canon España, ¿qué te aporta la alianza con estas marcas?
Me aporta mucho. A nivel personal, confianza. Que empresas de este nivel te digan un día que quieren que su nombre se asocie al tuyo es una inyección de moral y de reconocimiento único. Un subidón para alguien que comenzó en la fotografía porque quería hacer fotos a su hija pequeña…
¿Y qué crees que le aporta Fusky a estas marcas?
A cada marca, opino, le aporto cosas diferentes. Le aporto experiencia en larga exposición, enseñanza en nocturnas y, en algunas ocasiones, les aporto correcciones e impresiones gracias a todas las iluminaciones y fotografías que he realizado. Aunque imagino que para saber lo que realmente buscan en Fusky se lo tendríamos que preguntar a esas marcas.
Todos pudimos seguir en tu blog y redes los diarios de viaje de tus visitas a Islandia y Nueva York. Son dos destinos con paisajes radicalmente opuestos que debieron requerir técnicas completamente diferentes a la hora de plasmarlos en el sensor. ¿Qué fue lo qué más te impresionó de ambos destinos?
Pues tienes toda la razón del mundo. Islandia es como una droga para mí. Sí, me ha picado el “virus islandés”. Necesito ir a la isla todos los años porque necesito una cura en el alma. Siempre digo lo mismo: Islandia no es sólo las auroras boreales. Es más, cuando se lo pregunto a mis alumnos, me dan la razón. ¿Las auroras es lo más importante de Islandia? Y me dicen lo mismo: no, es Islandia entera. Sus paisajes, sus cascadas, sus montañas… He de reconocer que cuando veo el cielo bailar es algo único, sí, y no se me pasa por más que veo este espectáculo. Es como si limpiara el alma. Como una conexión con la naturaleza, y ningún otro espectáculo de la Tierra ha sido capaz de transmitirme tanta paz. Uy, pero qué ñoño me pongo, ¿no? Venga, vamos a hablar de otro espectáculo, pero más mundano: New York. Es la máxima expresión del hombre, ¿no? Es otro espectáculo de luces, de desafío del hombre con la naturaleza. La altura de sus edificios, el derroche de espectáculo… Hay que admitir que los americanos son únicos en esto. Estar en NY es como estar en una película, porque tienes la sensación de que ya has estado allí antes. El puente de Brooklyn, el edificio de la Bolsa, el Empire, Central Park, la Quinta Avenida… Es puro espectáculo. Islandia y New York son tan diferentes y tan iguales…
Aparte de muchas tarjetas repletas de fotografías, es fácil adivinar que te trajiste de ambos viajes un sinfín de vivencias y momentos que valen más que cualquier imagen. ¿Qué experiencias destacarías a nivel personal de esos viajes?
En Islandia tuve la suerte de compartir viaje con mi compañera de viaje en la vida, y estar abrazado con la persona que amas viendo las auroras boreales… en fin, no hay precio para ello. Y en NY, compartir sueño con tu amigo. Pues, ¿qué quieres que te diga? Fueron unos días intensos con una persona que te comprende y que comparte tu misma pasión. Desde pequeñito quería ir a NY, y al final gracias a Paco pude hacer mi sueño realidad. Tal y como yo le ayudé a él a hacer el suyo de Islandia. Ya ves, somos dos soñadores que compartimos destino.

¿Cuales serán los próximos destinos de esos dos soñadores?
Pues ahora es Lofoten. Como te he dicho antes, estamos preparando este sueño con mucho mimo, para que que otros soñadores puedan venir con nosotros en 2017. También a NY. Y ya está Paco dando la turra con otro sueño, pero este creo que será para 2018. ¡No tengo tantas horas de sueño como para soñar tanto!
¿Hay algo que te gustaría añadir para despedir esta entrevista…?
Compis, hacer fotos para vosotros mismos. El primer fan de tus fotografías debes ser tú mismo. Y poco más, amigo. Darte las gracias por haberme realizado esta entrevista tan divertida. ¡Me lo he pasado en grande! Y dar las gracias al tito Mario por esta pedazo de revista y tanta difusión que está dando a la fotografía nocturna. ¡Gracias!