Y esta semana llega a nuestros artículos premium un profesor de la Academia de los Fotógrafos al que le tenemos un especial cariño. Joven, emprendedor, buen fotógrafo, profesional en sus quehaceres y buen gente (marca de la casa).
Te dejo aquí su presentación acompañada de este artículo, apto solo para noctógrafos sin sueño.
Hola. Mi nombre es Luis Miguel Azorín, tengo 33 años y resido en Elda, una pequeña ciudad de la provincia de Alicante. A lo largo de mi vida he sido comercial, administrativo, diseñador gráfico y ahora también creador de contenido. De hecho, es posible que me conozcas por ser el creador detrás del canal de Youtube Natural Portraits, canal dedicado a la fotografía natural en su máxima expresión, desde el diminuto mundo de la fotografía macro extremo, hasta el gigantesco mundo de la fotografía astronómica. Siempre he sido un entusiasta de la ciencia y el mundo natural, pero sin duda es la astrofotografía el de Natural Portraits, la disciplina que sentó las bases del resto del proyecto.
Me considero aficionado a la astronomía desde que tengo recuerdos y practicante al 100% desde el año 2004. Mis primeros pasos fueron con un modestísimo telescopio refractor casi de juguete. Telescopio que todavía conservo y quien entonces era mi novia, y ahora mi mujer, me regaló con todo su cariño, conocedora de mi pasión por esta ciencia. Este primer telescopio me permitió aprender a orientarme en el cielo nocturno, a descubrir las constelaciones, sus principales estrellas… Me enseñó que, aunque nuestros ojos no son capaces de verlo por sí solos, el Universo está repleto de nebulosas y lejanas galaxias, y que los famosos luceros que en ciertas temporadas podemos ver al amanecer o al atardecer no son estrellas, sino algunos de los planetas de nuestro sistema solar. Solo unos meses después de destapar mi regalo mi cerebro ya estaba maquinando la manera de adaptarle una cámara al telescopio, y de esta forma poder compartir con todos los que me rodeaban las maravillas que hasta ese momento solo mis ojos contemplaban. Sin saberlo, e irremediablemente, caí presa del apasionante mundo de la astrofotografía.

INTRODUCCIÓN AL MUNDO DE LA ASTROFOTOGRAFÍA
En el Universo hay muchos elementos susceptibles de ser fotografiados: cometas, asteroides, el Sol, la Luna, los planetas y, por supuesto, las grandes nebulosas y galaxias.
Si buscamos algo de información por Internet sobre astrofotografía pronto descubriremos que esta disciplina fotográfica se divide, principalmente, en dos ramas: la astrofotografía planetaria y la astrofotografía de cielo profundo.
La astrofotografía planetaria es la rama dedicada a la fotografía y seguimiento de los planetas de nuestro sistema solar. Dentro de esta rama y por similitud en las técnicas empleadas, también se puede englobar la fotografía lunar y la fotografía solar. Por otro lado, la astrofotografía de cielo profundo se ocupa de fotografiar los elementos que hay más allá de nuestro sistema solar. Estos elementos suelen ser coloridas nebulosas, galaxias, cúmulos de estrellas o cúmulos globulares.
Alrededor del mundo los diferentes aficionados a la astrofotografía se van distribuyendo entre estas dos ramas. ¿El motivo? Las técnicas y el equipo necesario para practicar una rama o la otra son radicalmente diferentes.

Astrofotografía planetaria
Los planetas del Sistema Solar hasta Saturno son visibles a simple vista en el cielo nocturno durante largas temporadas del año. A simple vista se asemejan a estrellas, unos más brillantes que otros. Para obtener fotografías de la estructura y los detalles de un planeta en alta resolución es necesario recurrir a distancias focales muy altas, del orden de 3500 – 4000mm, como mínimo, y relaciones de luminosidad entre f/20 y f/30. También necesitamos emplear sensores muy pequeños, con el fin de que el gran factor de recorte aplicado nos aporte un extra de aumento. En astrofotografía planetaria es muy habitual la utilización de telescopios catadióptricos de tipo Schmidt Cassegrain o Maksutov Cassegrain, sistemas ópticos con diseños muy compactos y elevadas distancias focales primarias. En cuanto a las cámaras, en la actualidad se utilizan cámara CCD o CMOS específicas para este tipo de fotografía, con altas sensibilidades a la luz y sensores pequeños. Pero esto no es todo, al aplicar tanto aumento a la imagen se evidencia un problema, y es que la atmósfera de la tierra no permanece quieta, está en continuo movimiento. Es lo que sentimos como turbulencias cuando viajamos en avión y a través de nuestro telescopio y nuestra cámara el efecto es similar a tratar de ver el fondo de una piscina a través de la superficie del agua. Esto es lo que se conoce en astrofotografía como seeing y establece una escala del 1 al 10 por la cual podremos clasificar el nivel de turbulencia atmosférica. Un seeing de 1 nos indicará un nivel de turbulencia atmosférica alto, y por lo tanto una mayor dificultad para capturar detalles en las superficies de los planetas. En cambio un seeing de 9 o 10 nos indica una estabilidad atmosférica casi total y una noche ideal para capturar gran cantidad de detalles en las superficies planetarias.

Los planetas tienen una particularidad que nos permite afrontar el problema del seeing, ya que las noches de seeing 9 o 10 son de una o ninguna a lo largo del año. Esta particularidad es su elevado brillo. Como ya te he dicho los planetas hasta Saturno se pueden ver a simple vista durante la noche, y para fotografiarlos no necesitaremos emplear tiempos de exposición prolongados, solo apenas una fracción de segundo. Esto nos permite aplicar una técnica llamada lucky imaging por la cual podemos capturar numerosas imágenes de corta exposición del planeta, seleccionar una de ellas, la mejor de todas, como referencia, y mediante software apilar aquellas imágenes que alcancen un porcentaje de calidad determinado respecto a la imagen seleccionada, por ejemplo el 70%. De esta forma, todas aquella imágenes cuya calidad esté por debajo de este 70%, es decir aquellas que se hayan visto más distorsionadas por la turbulencia atmosférica, quedarán descartadas, y todas las que estén por encima de ese 70% serán apiladas conformando una imagen final con escaso ruido y un gran nivel de detalle. La técnica del “lucky imaging”, en la práctica, se realiza mediante grabación de vídeo. De esta forma podemos capturar miles de fotogramas que posteriormente serán analizados, seleccionados y apilados mediante software específico ofreciéndonos una imagen final con un gran nivel de detalle en las superficies planetarias.

Al emplear distancias focales tan altas y sensores tan pequeños se hace imprescindible disponer de un sistema de seguimiento con la precisión suficiente para mantener, a este nivel de aumentos, el planeta dentro del sensor de la cámara durante largos períodos de tiempo. Sin embargo, al emplear exposiciones tan cortas y al disponer de software capaz de localizar la posición del planeta en cada fotograma durante el procesado, podemos asumir ciertos errores de seguimiento y si la imagen del planeta se desplaza durante la grabación de los vídeos no nos generará ningún problema durante el procesado.

Astrofotografía de cielo profundo
En el caso del cielo profundo tanto la técnica como el equipo empleado son completamente diferentes. Si en astrofotografía planetaria hemos dichos que necesitamos trabajar con distancias focales superiores a los 3500mm y relaciones de luminosidad entre f20 y f30, en astrofotografía de cielo profundo rara vez iremos por encima de los 900mm de distancia focal y buscaremos siempre las ópticas más luminosas, situándose este valor entre f4 y f6 cuando hablamos de telescopios. En el caso de utilizar objetivos fotográficos todavía podríamos encontrar un plus de luminosidad, con ópticas que pueden llegar a f2.8 o f1.4 fácilmente.
Esto es así porque, en primer lugar, la gran mayoría de objetos astronómicos al alcance de un astrofotógrafo de cielo profundo son objetos relativamente grandes, e incluso algunos de ellos muy grandes, por lo tanto no es necesario emplear elevados aumentos en el momento de fotografiarlos. Este hecho lleva de la mano una diferencia muy importante respecto a la rama planetaria, y es que en el cielo profundo el nivel de turbulencia atmosférica no será tan determinante como lo es en astrofotografía planetaria. Se puede practicar astrofotografía de cielo profundo sin problemas aunque haya un cierto nivel de turbulencia atmosférica. Pero a diferencia de la rama planetaria, cuando hacemos cielo profundo no podemos ver, en la mayoría de los casos, los objetos que fotografiamos. Esto es porque nuestros ojos no están preparados para ver correctamente en condiciones de poca luz, y tampoco son capaces de exponer o integrar sumas de luz. Nos perdemos, por nuestra condición de seres diurnos, un bellísimo espectáculo nocturno. Sin embargo las cámaras fotográficas sí pueden integrar luz. En astrofotografía de cielo profundo se emplean tiempos de exposición prolongados, del orden de varios minutos, de forma que el sensor de nuestra cámara pueda sumar toda la luz acumulada y ofrecernos, ahora sí, una fotografía que nos muestre la estructura, e incluso los colores, de los objetos del espacio profundo.
Hemos visto que en astrofotografía planetaria empleamos tiempos de exposición muy cortos y una gran cantidad de imágenes, hasta el punto de que es preferible grabar secuencias de vídeo. También hemos visto que podemos asumir un cierto nivel de error en el sistema de seguimiento empleado. Sin embargo, en astrofotografía de cielo profundo empleamos exposiciones largas, de varios minutos. Para que en estas exposiciones tan largas las estrellas se mantengan en todo momento en el mismo lugar y no acaben formando trazas necesitamos disponer de un sistema de seguimiento muy preciso: una montura ecuatorial alemana, computerizada, y con sistema de autoguiado.
La montura ecuatorial alemana tiene la facultad de permitirnos dirigir nuestro telescopio a cualquier lugar del cielo y mantener el encuadre mientras se realiza el seguimiento del objeto a través de uno de sus ejes. Una montura ecuatorial alemana computerizada tiene sus 2 ejes motorizados y controlados por un ordenador interno. Un sistema de autoguiado se conecta a este ordenador y a través de una cámara CCD astronómica acoplada a un segundo telescopio colocado en paralelo al telescopio principal, apunta a una estrella y monitoriza su movimiento, de forma que cualquier error de seguimiento por parte de la montura será corregido al instante. Esto permite, en teoría, hacer exposiciones de espacio profundo muy largas, incluso de horas.
Habrás podido comprobar que los equipos necesarios para fotografiar planetas y para fotografiar el cielo profundo son tan diferentes que ahora entenderás por qué los aficionados se reparten en una rama y en la otra.

LA REVOLUCIÓN DE LOS EQUIPOS LIGEROS
El mundo de la astronomía, y sobre todo la astrofotografía, tradicionalmente ha tenido fama de caro y complejo, especialmente su rama más popular, el cielo profundo. Llegar a reunir todo el equipo necesario para garantizarnos buenos resultados, o al menos unos resultados aceptables, exigía desembolsos de dinero elevados y una gran disponibilidad de tiempo. Había que transportar todo el equipo al campo, montarlo y calibrarlo, y realizar la sesión. Con toda esta logística era habitual dedicar la noche entera a la sesión para que compensase. Sin embargo, hace unos años, empezó a surgir una corriente de astrofotógrafos cuyo objetivo era tratar de fotografiar el espacio profundo con el equipo más ligero posible. Para ello se empezaron a emplear distancias focales más reducidas, entre los 50mm y los 400mm, y de esta forma ya no era necesario un equipo tan preciso como el que se utilizaba en astrofotografía de cielo profundo. Reduciendo la distancia focal se elimina, de un plumazo, el sistema de autoguiado, con una montura ecuatorial más sencilla tendremos suficiente, y en muchos casos eliminaremos incluso el telescopio ya que podremos fotografiar con nuestros objetivos fotográficos. Esta sub-rama de la astrofotografía de cielo profundo es lo que se conoce como astrofotografía de gran campo y básicamente fotografía los mismos elementos que el cielo profundo, pero de una forma más amplia y, en muchos casos, realizando composiciones de varios objetos en una misma fotografía.
De unos años hasta este momento las marcas de material astronómico detectaron esta tendencia y reaccionaron lanzando al mercado las primeras monturas star tracker, monturas ecuatoriales alemanas motorizadas, con una altísima precisión, y lo mejor de todo, súper portables. Utilizando una montura de este tipo podemos reducir el equipo básico para practicar astrofotografía hasta el punto de transportarlo todo en una mochila y poderlo montar sobre un simple trípode fotográfico. Este tipo de tecnologías no se han mantenido estáticas, sino que están en continua evolución, hasta el punto de que actualmente la tendencia parece que se encamina, nuevamente, hacia la utilización de distancias focales más altas, pero esta vez con equipos mucho más ligeros. Cada año llegan al mercado nuevos modelos de monturas star tracker con capacidades de carga más altas, mayores precisiones y posibilidad de conexión de sistemas de autoguiado.
El equipo básico para astrofotografía de gran campo y cielo profundo con equipo ligero consta de:
Una cámara fotográfica: Cualquier gama de cámaras y tamaños de sensor nos servirá para practicar astrofotografía, desde la gama iniciación hasta la gama profesional. Sin embargo sí será necesario que la cámara permita intercambiar sus objetivos. No nos servirán las cámaras compactas ni de tipo bridge con objetivo fijo.
Una de las primeras cuestiones que nos salta a la vista en cuanto empezamos a introducirnos en el mundo de la astrofotografía con cámara réflex es la “modificación de la cámara”. Si empezamos a leer y a investigar en los diferentes foros de Internet nos daremos cuenta de que buena parte de los aficionados utilizan cámaras modificadas para capturar sus imágenes, esto es así porque el Universo emite mucha luz en el espectro infrarrojo. Nuestras cámaras, de serie, pueden captar esa parte del espectro de luz, pero para que podamos configurar correctamente el balance de blancos en nuestras imágenes, y más importante todavía, podamos enfocar correctamente, las cámaras salen de fábrica con un filtro que bloquea la gran mayoría del espectro infrarrojo. Modificar una cámara para astrofotografía es algo tan sencillo como eliminar ese filtro de bloqueo y permitir que nuestro sensor pueda capturar todo ese rango de luz que se está perdiendo. Ahora bien, una vez modificada nuestra cámara podremos seguir utilizándola en fotografía diurna pero tendremos que hacer ciertos “apaños” para ello, y quizás, si es nuestra cámara principal, esto no nos interese, por lo que, ¿es realmente imprescindible modificar nuestra cámara para practicar astrofotografía? Lo cierto es que no. Aunque una cámara sin modificar bloquea buena parte del espectro infrarrojo sí puede capturar cierta cantidad de luz en ese rango, y puede llegar a fotografiar objetos puramente infrarrojos aunque para ello necesitará tiempos de exposición más prolongados. Además del infrarrojo hay muchísimos objetos astronómicos que se pueden fotografiar con una cámara sin modificar sin el más mínimo problema. Por lo tanto, no es estrictamente necesario modificar nuestra cámara, y para muestra de ello, la cámara que yo utilizo no está modificada y todas las imágenes de cielo profundo que ilustran este artículo están hechas con ella.
Un lote de objetivos: Lo ideal será disponer de un lote de objetivos fotográficos que nos cubra un rango de distancias focales entre los 50mm y los 300 o 400mm. Puesto que trabajaremos en condiciones de muy escasa luz será ideal disponer de ópticas luminosas. En ocasiones, sobre todo en el caso de los teleobjetivos, disponer de ópticas luminosas nos puede exigir un desembolso de dinero considerable, por lo que deberemos encontrar un equilibrio entre calidad óptica, apertura, y nuestro presupuesto. Una gran apertura es un añadido que nos facilitará el trabajo, pero aperturas más cerradas también nos permitirán trabajar en astrofotografía.
Respecto a los objetivos fotográficos, no debemos descartar el mercado de objetivos analógicos de 2ª mano. Muchas de estas lentes son adaptables a nuestras cámaras modernas, y en muchos casos podemos encontrar ópticas de una excelente calidad, grandes aperturas y precios realmente ridículos.
Una montura star tracker: Se trata de la montura ecuatorial, el sistema de seguimiento que nos permitirá contrarrestar el movimiento de rotación de la Tierra y conseguir que las estrellas se muestren como puntos en nuestras fotografías de larga exposición del Universo. En el mercado podemos encontrar diferentes marcas y modelos, con diferentes cargas máximas y niveles de precisión. Las más populares entre los aficionados son las Sky Watcher, en sus modelos Star Adventurer Astrofoto y Star Adventurer Mini, la iOptron SkyTracker Pro, y la Vixen Polarie. Recientemente se ha sumado a esta lista la marca MSM con su star tracker Sifo Rotator, un sistema de seguimiento más dirigido al mundo del astropaisaje y la fotografía nocturna, aunque también con buenas prestaciones para astrofotografía de gran campo.
Un trípode: Si bien podemos montar todo nuestro equipo sobre un simple trípode fotográfico, el trípode es el elemento que aporta estabilidad a todo el conjunto, por lo que, sobre todo, si vamos a emplear distancias focales elevadas, es muy recomendable utilizar un trípode robusto y estable. Muchos aficionados adaptan viejos trípodes de acero pertenecientes a telescopios, pero si no disponemos de uno de estos también nos puede hacer un buen papel un trípode fotográfico de estudio o un trípode para vídeo, ya que suelen soportar grandes capacidades de carga y podemos encontrarlos a precios interesantes.
Estos cuatro elementos y un intervalómetro, si es que nuestra cámara no dispone de esta función, será todo lo que necesitaremos para empezar a fotografiar el Universo.

TÉCNICA EN ASTROFOTOGRAFÍA DE GRAN CAMPO Y CIELO PROFUNDO
Si hay algo que caracteriza a la técnica en astrofotografía es la paciencia. Es habitual dedicar toda una noche de astrofotografía a la captura de un solo objeto, aunque ¿qué es una noche de trabajo frente a unos fotones que han estado viajando por el espacio durante millones de años en algunos casos?
El primer paso, absolutamente necesario, en cada sesión de astrofotografía es el correcto montaje y alineación polar de la montura astronómica o montura star tracker. Durante este proceso ajustaremos y equilibraremos el equipo y alinearemos el eje polar de la montura con la estrella polar, en el hemisferio norte, o con el polo sur celeste en el hemisferio sur. Este proceso es sencillo pero debemos hacerlo con el máximo cuidado posible ya que la calidad de seguimiento que tengamos durante la sesión dependerá de ello.
Una vez preparada nuestra montura star tracker, lo primero que nos preguntaremos es: ¿Cómo debo configurar mi cámara para fotografiar el Universo?
En astrofotografía vamos a controlar básicamente cuatro parámetros: Balance de blancos, ISO, diafragma y tiempo de exposición.

Balance de blancos: Aunque puede ser el parámetro menos importante de los 4 no debemos menospreciarlo. Desgraciadamente, el desconocimiento político y social respecto al impacto de la contaminación lumínica en el medio ambiente nos ha llevado a vivir en un mundo en el que muchas especies animales se están viendo seriamente afectadas y los cielos nocturnos se tiñen cada noche de color naranja. Los astrofotógrafos nos vemos obligados a recorrer cada vez distancias mayores para encontrar cielos oscuros, y aun así, casi siempre apreciamos el impacto de la contaminación lumínica en nuestras imágenes. El empleo de un balance blancos manual nos ayudará, por un lado a contrarrestar ese feo velo anaranjado que aparece en nuestras fotografías empleando para ello un balance de blancos más frío, y por otro lado a conseguir un balance de blancos unificado para toda la sesión de astrofotografía.
ISO: La sensibilidad ISO es, posiblemente, uno de los parámetros más importantes en cada sesión de astrofotografía. El valor de ISO que emplearemos durante nuestras sesiones de astrofotografía será el máximo valor al que nuestra cámara sea capaz de trabajar con cierta comodidad, o que nos permita la calidad del cielo desde donde estemos trabajando. Hay un temor generalizado entre los aficionados a subir la sensibilidad ISO, y esto se traduce, hablando de procesado, en una menor señal captada en nuestras imágenes, y en una imagen más ruidosa cuando tratamos de recuperar la información presente en el fondo del cielo. Debemos deshacernos de este miedo y trabajar con el valor ISO correcto en cada situación, aunque este valor sea alto.
Diafragma: El diafragma es un parámetro que no siempre podremos controlar, ya que cuando fotografiamos a través de telescopios no podemos modificarlo. Los telescopios tienen una apertura fija y no disponen de diafragma. Sin embargo, cuando trabajamos con objetivos fotográficos, el control del diafragma nos permitirá corregir posibles aberraciones presentes en las lentes, por ejemplo la “coma”, consistente en una deformación (estiramiento) de las estrellas más próximas a los extremos de la imagen, muy habitual en objetivos de gama baja. Cerrando el diafragma 1 o 2 pasos corregiremos esta aberración y obtendremos estrellas más puntuales y definidas.
Tiempo de exposición: El tiempo de exposición es otra de las piedras angulares de cada sesión de astrofotografía. En la gran mayoría de casos emplearemos tiempos de exposición largos, del orden de varios minutos. El tiempo de exposición máximo que podremos aplicar vendrá limitado por la precisión del sistema de seguimiento que utilicemos, por la distancia focal empleada, y por la calidad del cielo fotografiado. De esta forma, con una montura star tracker correctamente alineada con el polo celeste, una distancia focal de 300mm y un cielo relativamente oscuro, podremos conseguir tiempos de exposición de entre 2 y 3 minutos manteniendo las estrellas puntuales. Si en vez de 300mm empleamos una distancia focal de 50mm probablemente podamos prolongar los tiempos de exposición más de 5 minutos, aunque si el cielo no es suficientemente oscuro conseguiremos una imagen completamente quemada. Cuando utilicemos distancias focales largas nos veremos, en muchos casos, obligados a emplear valores ISO altos para conseguir una mayor señal, ya que los tiempos de exposición serán más limitados. Con distancias focales más reducidas podremos permitirnos bajar la sensibilidad ISO y emplear tiempos de exposición más largos para conseguir una exposición adecuada.
En astrofotografía estamos trabajando, en todo momento, con imágenes subexpuestas. Esto es así porque, aunque nos pueda parecer que el fondo de cielo es, simplemente, negro y vacío, no es así en absoluto. El fondo de cielo, más allá de las brillantes nebulosas, se encuentra repleto de nubes de polvo y gases, y necesitaremos “levantar”, en procesado, ese fondo oscuro para sacar a la luz toda esta información.
Esto solo podemos conseguirlo capturando una gran cantidad de imágenes que posteriormente deberemos apilar y depurar con una serie de imágenes de calibración.
En astrofotografía trabajamos en todo momento con cuatro tipos de secuencias de imágenes: los lights o tomas de luz, los darks o tomas oscuras, los flats y los bias.

Lights: Los lights o tomas de luz son las imágenes que capturamos directamente del objeto astronómico fotografiado. Como te acabo de decir, en astrofotografía trabajamos siempre con imágenes subexpuestas, lo que nos exige levantar sombras para poder recuperar información del fondo del cielo. Pero, ¿qué ocurre si levantamos demasiado las sombras de una imagen subexpuesta? Que nos aparece el temido ruido. Pero también sabemos que el ruido es aleatorio y no se muestra de la misma manera en cada fotografía así que la solución a este problema es el apilado de imágenes, de forma que podamos, mediante software, eliminar buena parte del ruido y obtener una señal de imagen equivalente a la suma total de exposición realizada entre todas las tomas apiladas. Deberemos capturar la mayor cantidad posible de imágenes de nuestro objeto astronómico, sin variar el encuadre, y con los mismos parámetros de cámara, salvo casos excepcionales como la aplicación de técnica HDR.
Darks: Las tomas dark se realizan con la tapa del objetivo o telescopio puesta. Son tomas completamente negras cuya única información capturada es ruido térmico. La temperatura ambiente afecta a la cantidad de ruido registrado por nuestra cámara, de forma que cuanto más calor haga más ruido tendremos y viceversa. Los darks deben hacerse con los mismos parámetros ISO y tiempo de exposición empleados con las tomas de luz, y muy importante, con la misma temperatura ambiente, por este motivo es importante capturar los darks durante la sesión de astrofotografía. Al igual que con las tomas de luz, deberemos capturar el mayor número de darks posible, por lo que es importante que calculemos el tiempo que podremos destinar a nuestra sesión de astrofotografía y tengamos los darks muy presentes, o nuestra sesión se puede prolongar mucho más de lo esperado. La proporción darks/lights que suelo capturar yo es de aproximadamente la mitad de darks frente al número de tomas de luz realizadas.

Flats: Los flats son las tomas de calibración que nos van a permitir corregir cualquier posible viñeteo o mancha que tenga la lente empleada durante la sesión de astrofotografía. Es necesario que el sensor de nuestra cámara esté colocado en la misma posición que durante la sesión de astrofotografía, que utilicemos el mismo valor de diafragma y el mismo punto de enfoque. Esto es muy sencillo de conseguir con objetivos fotográficos ya que estos se acoplan en la montura de nuestra cámara y siempre quedan en la misma posición, además el punto de enfoque en astrofotografía suele situarse en el infinito. Deberemos fotografiar cualquier superficie lisa y uniformemente iluminada, de forma que tengamos una imagen completamente neutra que solo muestre las manchas y viñeteos del objetivo. La forma más sencilla que he encontrado para realizar los flats es colocar un trapo limpio y blanco extendido en el frontal del objetivo y fotografiar un cielo raso a plena luz del día. Entre 60 y 100 flats serán suficientes para calibrar nuestras imágenes y solo necesitaremos hacerlos una vez para cada uno de nuestros objetivos y valor de diafragma, ya que podremos almacenarlos en nuestro ordenador y reutilizarlos.
Si hemos empleado un telescopio la realización de flats se complica, ya que necesitaremos marcar la posición de la cámara y punto de enfoque para cada sesión de astrofotografía.
Por este motivo, muchos programas de astrofotografía nos permiten crear flats artificiales a partir de las propias fotografías y la realización de flats no es tan importante como la captura del resto de tomas de calibración.
Bias: Los bias nos permiten eliminar el ruido de lectura producido por la electrónica de nuestra cámara. Son, al igual que los darks, tomas oscuras, se hacen también con el objetivo fotográfico tapado, pero en este caso se realizan empleando la velocidad de disparo más rápida que pueda aplicar nuestra cámara, normalmente 1/4000 o 1/8000, y la misma sensibilidad ISO que hayamos empleado durante la sesión de astrofotografía. De igual manera que con los flats, entre 60 y 100 bias serán más que suficientes, y podremos archivarlos en nuestro ordenador catalogados según el valor ISO.
Las tomas flat y las tomas bias no se verán afectadas por la temperatura ambiente, por lo que no es necesario hacerlas en la misma sesión de astrofotografía.
Por lo tanto, nuestra misión durante una sesión de astrofotografía será capturar una secuencia de tomas de luz y una secuencia de tomas dark, con el mayor número de imágenes posible para cada tipo de toma, pero siempre encontrando un equilibrio entre ellas.
Las tomas bias, y las tomas flat, no estrictamente necesarias estas últimas, podremos capturarlas en nuestra casa y mantenerlas archivadas.

LA IMPORTANCIA DEL PROCESADO EN ASTROFOTOGRAFÍA DE CIELO PROFUNDO
Una vez terminado todo el proceso de captura de imágenes queda el último proceso de todo este flujo de trabajo: el procesado.
En astrofotografía debemos dejar completamente a un lado cualquier tipo de prejuicio respecto al procesado de imágenes, y por supuesto la corriente Only RAW no tiene cabida. El procesado en astrofotografía es simplemente un proceso necesario, el proceso que nos va a permitir extraer toda la información contenida en todos esos RAW apilados y calibrados con la aplicación de darks, flats y bias.
Generalmente el procesado en astrofotografía se realiza con software específico, aunque si nos estamos iniciando y todavía no tenemos muy claro si le vamos a dedicar mucho tiempo a esta disciplina podemos dar nuestros primeros pasos en procesado astrofotográfico con Photoshop. Photoshop cuenta con un buen número de herramientas para que podamos empezar a procesar nuestras imágenes y además podemos complementarlo con un paquete de acciones llamado Astronomy Tools con el que podremos automatizar un buen número de procesos. Este paquete de acciones tiene, además, un precio muy interesante, por lo que puede ser un excelente punto de partida en nuestros procesados.
Si vamos avanzando en esta disciplina fotográfica puede ser interesante buscar software más específico. En el mercado podemos encontrar un buen número de programas de procesado: Deep Sky Stacker, Star Tools, Astro Pixel Processor… De entre todos ellos, el más potente y completo, aunque también el más complejo, es PixInsight. PixInsight es un programa desarrollado en España y que hoy en día es la referencia absoluta en procesado de cielo profundo. Sin embargo hay muy poca información en Internet para aprender de forma autodidacta y exige formación adicional para conseguir dominarlo por completo. Su precio también es más elevado que el de otros programas de procesado. Sin embargo, una vez que conseguimos hacernos con su manejo, PixInsight nos permite exprimir la información contenida hasta en el último píxel de nuestras astrofotografías.
PixInsight fue lanzado en el año 2004 con una versión freeware llamada PixInsight LE, que si bien fue discontinuada por la empresa desarrolladora en el año 2009 con el lanzamiento de la versión comercial, es un programa que hoy en día todavía se puede encontrar y utilizar, facilitando a los usuarios una primera toma de contacto con este software antes de lanzarse a la compra de la versión comercial.

Aunque a veces se cuestione, ya que es algo que no podemos ver por nosotros mismos, el procesado en astrofotografía de cielo profundo tiene mucho de ciencia y los flujos de trabajo están dirigidos, principalmente, a la obtención de imágenes naturales que representen fielmente los colores y estructuras del Universo, sin dejar de lado el apartado estético. Mediante el procesado astrofotográfico podemos obtener imágenes de gran belleza e impacto visual, imágenes de un Universo lleno de luz y color, pero totalmente invisible a nuestros ojos.
Muchas cosas quedan en el tintero y es imposible resumir en solo unas páginas de esta revista todo lo que envuelve a esta disciplina fotográfica. No hay mejor complemento a esta lectura que la experiencia de fotografiar las maravillas del Universo por nosotros mismos. Para ello podemos encontrar, distribuidas por todo el territorio español y resto del mundo, un buen número de asociaciones astronómicas para las que la astrofotografía en sus diferentes ramas constituye su principal caballo de batalla. Estas asociaciones, sin duda nos recibirán con las puertas abiertas, y nos proporcionarán la experiencia de sus socios para empezar a dar nuestros primeros pasos en este apasionante mundo.
Luis Miguel Azorín