Mis inicios en la fotografía nocturna y el light painting fueron de la mano del gran maestro Mario Rubio, con quien colaboré en varias ocasiones en algunos cursos en Catalunya y el primero de ellos en Belchite. Sin él saberlo le debo a Mario mucho de quien soy hoy en día, ya no solo como fotógrafo nocturno sino como persona, y por eso mi gratitud infinita.
Después de ese primer curso en Belchite y tras una primera época de fotografía nocturna de paisaje en el que hubieron grandes momentos y grandes satisfacciones, me llamó la atención las posibilidades que la nocturna, y por extensión el light painting, me ofrecían en el campo del retrato.
A veces veía producciones fotográficas hechas por Annie Leibovitz y otros grandes autores de la fotografía contemporánea y me fascinaban los grandes resultados obtenidos con esas mega producciones con presupuestos infinitos. ¿Podría hacer algo similar en light painitng nocturno?
Inicialmente, me puse a trabajar con Guillem Rivera, Fran Redondo y Eric Marsinyach, otros amigos noctámbulos con los que experimentamos la nocturna de retratos. Nos turnábamos los roles de fotógrafo, iluminador y modelo, y entre todos pensábamos las escenas a realizar y cómo llevarlas a cabo. Fue una época increíblemente divertida. Una época en la que salíamos a darlo todo para pasarlo bien entre colegas, sin muchas más pretensiones.
Con el tiempo vi la necesidad de especializar los roles de modelo, colaborando con diferentes chicas que se prestaron a ello. Por el hecho de poseer ya un book hecho con nuestras primeras pruebas teníamos la certeza que si colaborábamos con gente externa le podríamos pagar con algunas buenas fotografías. Y así fue.

Cuando quedas con una modelo le explicas algunas cosas básicas, como que la sesión es muy diferente a una sesión convencional, de por sí mucho más dinámica. Que vamos a hacer las fotos a oscuras. Que cada foto va a durar algunos minutos. Que lo que yo hago es «¿pintar con luz?… vale, vale, tú haz las fotos».

Las modelos no están acostumbradas a este tipo de producciones. Ven que les enseñas unas fotografías de muestra con una iluminación trabajada y con algunos efectos de luz y creen que detrás hay un equipo de producción increíble, o bien muchas horas de Photoshop… y el día que quedamos para la sesión pactada alucinan cuando aparezco con mi bolsa fotográfica llena de linternas y no demasiadas cosas más.

Mejor aún es ver sus caras cuando ven la primera foto que hacemos y les muestro el resultado en la pantalla de la cámara, y lo mejor de todo es la cara que se me queda a mi cuando muchas de ellas quieren repetir varias veces. Supongo que es un tipo de sesión diferente en el que prima el pasarlo bien, el máximo respeto por las personas y la complicidad que se crea entre todos los miembros del equipo.

Dentro del retrato, al final me atreví en solitario con el desnudo artístico, una espinita que tenía clavada desde hacía mucho tiempo. Al reto de hacer unos buenos retratos se le unía el desafío de enfrentarse a una persona desnuda delante de la cámara.
Es una de aquellas preguntas que los fotógrafos novatos siempre hacen a los veteranos del desnudo artístico… «¿Oye, tú no te pones nervioso al tener delante a una chica desnuda?», y ahora os puedo decir con conocimiento de causa que en las primeras sesiones sí que habían nervios, no por el hecho de tener una chica desnuda delante mío, sino por la responsabilidad de tener que entregar unas buenas fotografías y estar a la altura de cada una de ellas.
El trabajo de una modelo convencional ya es de por sí complicado, ya que interpretar lo que el fotógrafo pide no siempre es fácil, pero si a ello le unimos tiempos de exposición elevados (de 2 a 4 minutos) y el frío típico de los lugares abandonados donde yo trabajo y encima de noche y desnuda, pues su trabajo no es nada fácil.
Recuerdo la primera sesión que hice con Sara Martínez, solos en una casa señorial abandonada en Manresa y con un frío importante, y aún alucino con lo valiente que fue en acudir al anuncio que puse. Todo mi respeto para ella y las que posteriormente le siguieron.
Superado el reto del desnudo el siguiente reto era lógico. Introducir dentro del equipo de producción a una maquilladora, peluquera y/o estilista.
A veces estos roles lo hacia una persona diferente, o a veces era la misma persona que se encargaba de todos ellos. A las maquilladoras también se les proponía el reto de trabajar en condiciones poco frecuentes para ellas, acostumbradas normalmente a trabajar con luz natural o más cómodamente en un estudio.

En mis sesiones, el camerino era mi furgoneta con unas pequeñas luces de led en el techo y poco más. Mi más sincero agradecimiento para ellas también.
La familia iba creciendo con cada proyecto que mi loca cabeza iba imaginando. Aquí os dejo el link a un pequeño reportaje sobre fotografía nocturna hecho por TV3 en el que en el minuto 1’50» salgo organizando una producción comercial con todo el equipo al completo. https://www.youtube.com/watch?v=ANtmNkVLxP0

A todo ello se iban compaginando los proyectos de paisaje, retratos, escenas, desnudo artístico y otras propuestas que iban saliendo al paso, como los siempre laboriosos photocalls light painting. Gracias a uno de estos potocalls tuve el placer de conocer a Joana Bastos en Oporto. Una grandísima make up artist con la que he colaborado en varias ocasiones. Otra enferma de su trabajo, presa de su creatividad y profesionalidad.
En mi vida creo que hay una constante búsqueda de lo nuevo, de lo prohibido, de romper las reglas establecidas para crear mis propias reglas en cada momento, así que decidí no trabajar más en ninguna empresa para establecerme por mi cuenta. No aguantar a un jefe desagradecido y explotador (de todo hay en esta vida, pero de estos yo me he encontrado unos cuantos) era mi próximo reto, así que decidí liarme la manta a la cabeza y recién nacido mi primer hijo, Aran, dejé la última empresa donde he trabajado y me puse a buscar clientes y sponsors por mi cuenta. A ellos una especial mención y agradecimiento, ya que en España poca gente apuesta por la fotografía. Herramientas LightPainting, Maglite, Vanguard, Buff y Photopills son a día de hoy los valientes que apostaron por mi trabajo y que me han permitido el lujo de disfrutar de sus productos… y seguimos a la búsqueda de valientes.

Ya veis que las cosas poco a poco van evolucionando de forma natural. Paisaje, retrato, photocalls, trabajo y sponsors.¿Y luego, cuál es el siguiente paso? Llevar los retratos alrededor del mundo. Oiga… ¿en serio?
¿Qué fotógrafo no ha soñado alguna vez con ser un fotógrafo de National Geographic? ¿Quién de vosotros no ha soñado alguna vez en salir de viaje sin sufrir las prisas del grupo de viaje? ¡O peor aún de los niños o de la mujer! A todos vosotros va dedicado este apartado.
Después de todo lo vivido y ya venido arriba dije… ¡Coño! Pues vamos a llevarnos las escenas y los retratos light painting nocturnos de viaje, con grupos de amigos, ¿no? Y así fue como salió la primera Expedición Fotográfica a Marruecos en 2015 acompañado por Jordi Guardiola, quien se encarga de la parte logística de la Agencia de Viajes. Una aventura en Marruecos donde conocimos a muchos amigos y con los que compartimos momentos mágicos, momentos divertidos y momentos que quedarán para el anecdotario de Abuelo Cebolleta. Preguntar a los participantes que nos pasó por el zoco de Marrakech! Yo solo os dejo la foto final.

Luego vino la que fue la primera Expedición Fotográfica a Svalbard, en el Círculo Polar Ártico, donde llevamos el light painting a latitudes donde nadie lo había hecho antes, en el paralelo 78º, y pudimos hacer grandes e inolvidables retratos bajo las auroras boreales, en cuevas de hielo, en minas de carbón en desuso, en medio de Oslo… y retrato de desnudo a -6ºC gracias a Vikthor ¡todo un crack!
Y como no hay dos sin tres, para este 2016 tenemos programas e inscripciones abiertas para irnos a la Cordillera Himalaya, de urbex nocturno por Berlín, de aventura 4×4 por los desiertos de fina arena en Marruecos, y a principio de 2017 volvemos de nuevo a lomos de las motos de nieve a los desiertos de hielo del Círculo Polar Ártico, en una aventura que supera lo meramente fotográfico.

Y el futuro, como la vida misma, irá fluyendo y me dejaré llevar por la senda. Espero encontraros en el camino, amigos.
Carles Calero